Descripción
El cambio de siglo significó un avance legal en nuestro país y en la región respecto del derecho a la educación. La Ley de Educación Nacional N° 26.206/06 y la Ley de Educación Provincial N° 13.688/07 en la jurisdicción bonaerense proclamaron -entre otras cuestiones- la extensión de la obligatoriedad escolar del nivel de educación secundario, instalando el desafío por el desarrollo de políticas educativas posibles de ser materializadas en trayectorias educativas y escolares que garanticen tal derecho. Una de las aristas -poco exploradas aún- ha sido la de analizar cómo se construye dicha obligatoriedad en el contexto rural, atendiendo no solo a diversas modalidades como la alternancia, residencias o educación virtual, sino a la creación o redefinición de escuelas en enclaves territoriales que hasta entonces no contaban con escuelas destinadas al nivel. Hecho que cobra mayor significatividad si se considera que la preocupación por el mundo rural y específicamente los estudios sobre juventudes y ruralidad en las ciencias sociales es tardía y escasa. En las últimas décadas del s. XX la concepción tradicional con la que surgen dichos estudios –bajo un sesgo metropolitano y dicotómico que observa lo rural como un ámbito exclusivamente “agrícola”, social y psicológicamente homogéneo- comienza a ser cuestionada desde las transformaciones ocasionadas por el proceso de globalización. Será a partir del nuevo siglo cuando comience a revertirse la invisibilidad y los sesgos de la investigación social. Las nuevas concepciones de ruralidad abrirán paso al abordaje de dimensiones como escolaridad, identidades y participación juvenil, destacándose en nuestro país los estudios de Caputo (2001; 2004), Roman (2003) y Bruinard (2007) entre otros.
Frente a este panorama, la presente ponencia centrará su análisis en un aspecto que, leído en clave rural, adquiere connotaciones particulares: las experiencias de participación construidas por jóvenes en escuelas secundarias rurales bonaerenses. Resulta de interés recordar que los estudios pioneros de Durston (1998) identificaban en Latinoamérica un nivel bajo de participación debido a la carga laboral y al conservadurismo de los padres; aspectos que –posiblemente- a la luz de los nuevos derechos y responsabilidades en asuntos públicos delimitados por el cambio de legislación referida a la infancia y adolescencia, pero también ante las formas de ser y transitar la juventud en el mundo contemporáneo, significarán desafíos y tensiones a las formas que ésta asuma.
Se presentará el análisis preliminar de un estudio de caso que forma parte de una investigación en curso para el cual fueron seleccionadas dos escuelas secundarias rurales en un distrito del sudeste de la provincia de Buenos Aires . Las mismas dan cuenta de un proceso de transformación que transitan las concentraciones rurales permitiendo ver, en primera instancia, cómo las comunidades rurales y sus familias procesan la obligatoriedad del nivel, evidenciando adhesiones -e incluso peticiones anticipadas a la sanción de la ley- o bien resistencias que pueden leerse en clave de una “moratoria social” que ha permanecido ajena a ciertos sectores de las juventudes rurales. Procesos que van delimitando condiciones para la construcción de experiencias escolares garantes del derecho a la educación, posiblemente redefiniendo identidades, culturas institucionales y prácticas.
En el marco del análisis del trabajo de campo realizado, como se mencionó anteriormente, el recorte temático que abordará la ponencia será el desarrollo de experiencias de participación de jóvenes en las escuelas seleccionadas en su relación con las figuras adultas. Para ello la estructura de la ponencia se organiza en dos partes. En primer lugar, se presentará un breve recorrido por las características que han asumido los estudios sociales sobre educación y juventud rural, con el objetivo de presentar tendencias y algunas ausencias. Complementariamente se caracterizarán brevemente las escuelas seleccionadas, explicitando el enfoque metodológico asumido para tal fin. En segundo lugar, el foco de análisis serán las experiencias y sentidos que los y las jóvenes otorgan a la participación, atendiendo a las formas y actividades que congregan y/o asumen los Centros de Estudiantes así como también otras formas promovidas por las propias escuelas. Se prestará especial atención a las tramas intergeneracionales que van definiendo modalidades y condiciones para que dichas experiencias sucedan.
