Descripción
En este trabajo nos proponemos compartir la experiencia y reflexionar a partir de las memorias de clases, uno de los dispositivos de formación implementados en el marco de la cátedra Didáctica Especial de la Psicología del Profesorado de Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
En este caso, abordaremos la formación docente de profesionales de la Psicología a partir de los dispositivos narrativos basados en la lectura y la escritura, en tanto instancias capaces de promover la transformación de las prácticas docentes.
Los dispositivos para la formación docente que se implementan en la cátedra están basados en narraciones y en las interacciones (Anijovich, 2009). La narración y la interacción construyen una realidad, en el caso de las memorias de clase, se construye y re-construye el rol docente en formación continua.
El dispositivo grupal, como estrategia didáctica, permite incluir la lectura desde el paradigma de la complejidad en los procesos educativos. El dispositivo grupal propuesto por Souto posibilita la construcción en la diversidad, en un espacio y tiempo compartidos, de historias y narraciones que se abren en una multiplicidad de sentidos, a través de los cuales se observa la función transformadora atravesada por lo imprevisto y lo emergente de las producciones del grupo clase (Souto, 1999).
Las memorias de clase son un instrumento narrativo de construcción de aprendizaje que partiendo de lo vivenciado en cada clase permiten una relectura de la misma en clave pedagógica y afectiva, aportan desde diferentes miradas a la construcción de la trama vincular del grupo a la vez que facilita la producción participativa de enseñanzas y aprendizajes. Permiten explicitar lo implícito en escenas educativas emergentes. Las memorias no están orientadas exclusivamente a la adquisición de herramientas técnicas sino también a convocar a un trabajo de producción participativa de saberes.
En cada clase se eligen dos estudiantes que se ofrecen voluntariamente para tomar registro participando en la misma, se implementan las memorias de cada encuentro, como registro de lo acontecido, para ser retomado como punto de partida en el siguiente encuentro.
Las memorias, como instrumento narrativo de la grupalidad, tiene características específicas, en cuanto a la producción participativa de saberes que posibilita. Estas características, son diferenciables, de otros tipos de procesos narrativos que abonan al recorrido de la formación docente en el nivel superior, tales como la autobiografía escolar y los registros de observaciones. Es muy importante señalar que la especificidad de la realización de las memorias, está dada por la redacción de una recuperación focalizada por cada subjetividad, de los procesos didácticos y emergentes que le resultaron significativos. En términos de extensión, las memorias, son registros más breves que la autobiografía y las observaciones. Esta característica se debe a que las memorias, se registran en la situación de clase, y luego es en la situación de clase próxima, donde son leídas, socializadas y comunicadas a la grupalidad. El hecho de pensar la redacción en clave de verbalización acotada posterior, le da a las memorias un formato breve, de recorte, focalización y recuperación de experiencias, que resultan relevantes para aportar a la construcción de la narrativa propia de la Comunidad de Aprendizaje. A su vez, la rotación constante de quienes realizan las memorias para luego socializarlas, promueve genuinamente la producción participativa de la grupalidad. Las memorias, producen entonces, un proceso continuo de escritura, que permite la vinculación recíproca entre los procesos subjetivos de registro, recuperación, análisis y la socialización de lo elaborado hacia la grupalidad y la multiplicidad de enfoques.
Ante el pedido del equipo docente de comentarios sobre las memorias leídas, el grupo-clase interviene expresando los estilos diferentes de las compañeras a cargo de las memorias. Se destaca la diversidad en el relato, cómo una incluyó mucho análisis y percepciones personales y cómo la otra intentó ser más “explicativa”. En ambos casos se reconoce el estilo y la singularidad de quien relata.
Una vez que la leen en voz alta, esto suele ser la primer actividad de cada práctico, se realiza la invitación al grupo clase de efectuar comentarios y surge, además del repaso de lo vivenciado, la reflexión inherente a todo relato de un proceso grupal en construcción permanente.
Es notable cómo, si bien los relatos son escritos en primera persona, a medida que transcurre el tiempo y la comunidad de aprendizaje va tomando fuerza o identidad, aparece la voz protagónica del el grupo clase y esto se visibiliza ya sea a través de la voz del “nosotros” (en rigor, de la primera persona del plural) para mostrar el carácter colectivo, grupal o compartido de la experiencia documentada, o mediante la cita de expresiones de sus compañeras/os.
La construcción de las memorias clase a clase y el trabajo posterior de recuperación de las mismas, posibilita la escritura de una historia del grupo-clase y el análisis reflexivo del proceso de aprendizaje realizado durante el cuatrimestre. Eso posibilita reconstruir sentidos, reinterpretar la vida y la formación docente de manera colectiva.
